domingo, 26 de septiembre de 2010

Feliz viaje, mi amado

19:00
26
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09
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2010
Viva en paz
Jorge Leonel Paz Torres
Te despido, mi León, de esta percepción tridimensional, con toda la gratitud, el amor, el respeto y la alegría, por saber que allá, o acá, donde sea tu nueva morada, estarás libre de las penas que te agobiaron y a las que te resististe, fiero, hasta el final.
Dichosa de integrarte en mi cuerpo, mente, corazón, de aquí al final que me espera. Satisfecha por haber hecho cuanto estuvo a mi alcance para cuidarte y velar tus días y tus noches.
Tranquila por haberte conocido hondamente, lo que me da la certeza de que te aceptaste con el amor y la entereza para seguir cultivando esas virtudes de las que tanto charlamos.
Apacible en mi tormenta sin tantas culpas existenciales.
Te amo padre.
Fuiste también amigo y compañero, mi guía, mi confidente y ahora más que nunca, la inspiración que me desborda.
Nos veremos entre sueños.
Tuya, siempre, Beatriz.

martes, 22 de septiembre de 2009

Amor: herencia divina (1994)

Cuando surge, es como una suave lluvia que cae incesante sobre la aridez de nuestro espíritu e imperceptiblemente empieza germinar maravillosas semillas olvidadas en la parte oscura de nuestro ser. Como mágico fertilizante hace crecer la confianza y la fe en uno mismo, el deseo de ayudar, de compartir, de escuchar, de comprender, de conocer, de perdonar, de olvidar, de darse.

Como hiedra vital va creciendo aferrándose con todas sus fibras a los muros de la existencia, enriqueciéndola. Nos da por lo que descubre, no es interesado, no ha de ser forzado ni servil, no es calculador ni fariseo o hipócrita, no es exhibicionista, va perfumando la existencia, inyectando ánimo al espíritu y aunque, se mueve en el tiempo y en el espacio, no tiene más dimensión que la divina.

Con su cargamento de fe, esperanza y caridad, traspasa las selvas de la tristeza, de la angustia, la frustración, del resentimiento, del odio; para rescatarnos con una palabra, con una sonrisa, con una mirada.

El amor es un bálsamo para las heridas sufridas en la batalla de la vida, mitiga las penas, el sufrimiento, seca el llanto amargo de la infelicidad. Al reconfortar el dolor, revitaliza a la esperanza, engrandece al que lo da, dignifica al que lo recibe, enriquece la relación, es como el cuerno de la abundancia, mientras más damos, más nos queda.

El amor cubre con una gasa de olvido los tropiezos pasados y nos da una perspectiva más rica de la existencia. Es para el espíritu, la fuente de la eterna juventud, es el germen de los sueños.

Darse al amor por entero, es entender el propósito de lo divino, es tomarle la mano para cruzar el valle de la existencia.

Valoración (1994)

Venimos de la eternidad abriendo un paréntesis en el tiempo y el espacio, utilizando un vestido de materia frágil y perecedera. Un día ese paréntesis se cerrará y nos integraremos a la belleza infinita que conocemos como Dios.

No importa qué tan extenso sea el paréntesis, porque la vida no se mide en extensión sino en intensidad. Los años que se puedan acumular no importan. Lo verdaderamente valioso es cuán felices fuimos, qué tanto disfrutamos la dicha de la conciencia, cuánto dimos, cuánto amamos durante este viaje.

No quiero impregnar mi vida de tiempo, quiero impregnar mi tiempo de vida, quiero disfrutar lo más posible a los míos y también a los que no lo son, porque todos somos compañeros de viaje y a pesar de nuestros defectos, cada uno lleva en el alma la semilla de la grandeza, el germen del amor, la partícula infinitesimal del todo divino que palpita en el universo entero.

Un día una de mis hermanas me preguntó ¿Quién de los dos partirá primero? No lo sé, contesté, realmente no lo sé y no me preocupa. Me preocupa el que pueda derrumbarme interiormente, ser incapaz de hacer el bien, incapaz de aceptar, incapaz de perdonar, me preocupa porque ello dará la medida de mi amor, y es lo único que va a pesar en la balanza que juzgará mi existencia.

Quiero disfrutar de cada amanecer, de la Tierra, del frío, del calor, de la lluvia, del sol, de las plantas, del vuelo de las aves, del ladrido de los perros, de las noches tibias y brillantes tanto como de las frías y oscuras, porque he aprendido a través del sufrimiento y las lágrimas que la vida vale la pena vivirse y he aprendido a decir al despertar ¡Gracias! ¡Gracias Dios mío!

Identificación (1994)

Anoche mientras dormía tuve un sueño terroríficamente impactante. Un sinfín de gusanos reptaban presurosos hacia un punto especial, formando ahí una masa palpitante en la que se devoraban unos a otros en un festín macabro. Se retiraban aparentemente satisfechos, dejando a su paso un hilillo tornasolado y baboso desde su vientre, que quedaba como único vestigio de su presencia. Después, regresaban sobre su rastro inmundo para iniciar otra vez el mismo ritual y retirarse chorreando una sustancia verdosa y nauseabunda. Hedía el ambiente. De pronto advertí que, con cada evolución, sus rasgos se modificaban. Se volvían grotescamente humanoides.

Me sentí irremediablemente fascinado, cuando uno giró su cuerpo oscuro y espinoso, cubierto de sangre verde, me miró fijamente con sus ojos llenos de reproche y, con terror, advertí ¡que tenía plasmados mis propios rasgos en su rostro!

Encuentro (Junio, 1981)

Fue como el vuelo de la alondra
en armonía con el suave viento,
fue el viaje sublime de mis sentidos
por tu piel fresca, morena, sensual.

Estallé en ti, como en medio del placer
y no fue sólo
una pirotecnia de gametos en
tu vientre cálido y pleno…

Fue la conformación de carne y caricias,
en la satisfacción suprema del ser,
fue vivir por unos instantes la perfecta
dimensión divina y trascender lo material
para sublimar el amor.

Después… el alma desciende
en medio del silencio húmedo,
los suspiros huyen, perezosos,
para perderse en la noche brillante.

Donde empiezan a asomar curiosas las estrellas,
mientras la luna lame amorosa
nuestros desnudos cuerpos que se abrazan
trémulos, indiferentes al desfile
silencioso de los minutos… de las horas.

Tu cuerpo, prolongación de mi cuerpo,
mi piel extensión de tu piel
se solazan con el espejismo de la ilusión,
ante las miradas curiosas de los pájaros
que empiezan a alborotar por la enramada.

Después nuestros cuerpos se separan
temerosos ante la sensación de que
el nuevo día nos ha descubierto.
el perfume de las flores se pierde
en tu piel y en mi piel,
en nuestros ojos la ternura se ha encendido,
el placer se ha refugiado en lo
más profundo de nuestro ser.

Íntimamente (1982)

La otra noche vi descender
una estrella por el firmamento
y entonces te soñé con la aurora,
mientras contemplaba el rocío trémulo
resbalar por el sensitivo pétalo del lirio,
te adiviné y supe que existías,
y cuando un pajarillo solitario entonó su melodioso canto
el cual descendió hasta mis oídos,
hermoso y subyugante, empecé a esperarte.

Más mi alma estaba melancólica,
agridulce y melancólica, porque,
aunque mis sentidos y mi mente se alegraban,
mi alma estaba sola, infinitamente sola,
con los anhelos abiertos, buscándote entre todas las demás almas
hasta que mis dedos te tocaron
y nuestras miradas sedientas se encontraron,
y otro mundo lleno de posibilidades surgió en mí
estallando en miles de ilusiones… sueños, alegrías,
esperanzas…

Desde entonces ninguna estrella es más hermosa que
las que se acunan en el fondo de tus ojos,
y no hay nada más sensitivo que tu piel
cuando trémula recibe mis caricias,
y no puede haber para mi alma algo más
melodioso que tu propia voz.
No, te juro que no, no lo hay.

Tu ser es el recipiente exacto
para volcar todas mis ansias, mis ternuras,
mis sueños de amor, tiene que ser completamente hermoso
el andar juntos todo eso, con el voluptuoso listón
iridiscente de la pasión. ¿Sabes por qué?
Porque la entrega de la carne a través del amor,
nos da una dimensión que nos iguala a lo divino.
el amor no necesita de una voz para oírse,
ni de un idioma para expresarse y comprenderse,
su lenguaje sensitivo es universal.
no tiene tiempo ni distancia y posee colores
más bellos que el iris,
mayor infinitud que el mar o el cielo
y en su firmamento siempre brillarán el sol,
la luna y las estrellas.

Sí, eres un mundo de sensaciones,
de plenitudes y posibilidades
en el que me encierras ¡Querida mía!

Pequeña oración (1980)

Todos mis sentidos se abren para recibir un día más,

pletórico de ilusión, anhelos, esperanzas.

Hoy los rayos del sol se deslizan por mi piel,

transmitiéndome la dulce emoción de existir,

de gozar este sueño de Dios hecho realidad por su aliento divino.


Las penas y tristezas que ayer abrieron surcos en mi alma

se diluyen hoy ante este cielo esplendoroso que me invita

a
vivir por amor y para amar.

Soy la obra de Dios y mi obra está en quienes me aman.


Jamás negaré mi lugar en la vida porque jamás Dios me

negará el acceso a la dicha y a la felicidad.


He llorado como el cielo, pero también he reído como el Sol

he sentido la aridez en el alma como la lleva el viento,

pero en las noches estrelladas me he colmado de ternura,

me he aceptado como soy, para fundirme en la vida,

para diluirme en Dios.


Soy una partícula perdida en el infinito,

pero soy el todo
grandioso de mi existencia y

mi existencia es grandiosa en el infinito,

porque mi alma entona el canto de la vida,

y en mis sentidos, palpita el amor.