martes, 22 de septiembre de 2009

Íntimamente (1982)

La otra noche vi descender
una estrella por el firmamento
y entonces te soñé con la aurora,
mientras contemplaba el rocío trémulo
resbalar por el sensitivo pétalo del lirio,
te adiviné y supe que existías,
y cuando un pajarillo solitario entonó su melodioso canto
el cual descendió hasta mis oídos,
hermoso y subyugante, empecé a esperarte.

Más mi alma estaba melancólica,
agridulce y melancólica, porque,
aunque mis sentidos y mi mente se alegraban,
mi alma estaba sola, infinitamente sola,
con los anhelos abiertos, buscándote entre todas las demás almas
hasta que mis dedos te tocaron
y nuestras miradas sedientas se encontraron,
y otro mundo lleno de posibilidades surgió en mí
estallando en miles de ilusiones… sueños, alegrías,
esperanzas…

Desde entonces ninguna estrella es más hermosa que
las que se acunan en el fondo de tus ojos,
y no hay nada más sensitivo que tu piel
cuando trémula recibe mis caricias,
y no puede haber para mi alma algo más
melodioso que tu propia voz.
No, te juro que no, no lo hay.

Tu ser es el recipiente exacto
para volcar todas mis ansias, mis ternuras,
mis sueños de amor, tiene que ser completamente hermoso
el andar juntos todo eso, con el voluptuoso listón
iridiscente de la pasión. ¿Sabes por qué?
Porque la entrega de la carne a través del amor,
nos da una dimensión que nos iguala a lo divino.
el amor no necesita de una voz para oírse,
ni de un idioma para expresarse y comprenderse,
su lenguaje sensitivo es universal.
no tiene tiempo ni distancia y posee colores
más bellos que el iris,
mayor infinitud que el mar o el cielo
y en su firmamento siempre brillarán el sol,
la luna y las estrellas.

Sí, eres un mundo de sensaciones,
de plenitudes y posibilidades
en el que me encierras ¡Querida mía!

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