Fue como el vuelo de la alondra
en armonía con el suave viento,
fue el viaje sublime de mis sentidos
por tu piel fresca, morena, sensual.
Estallé en ti, como en medio del placer
y no fue sólo
una pirotecnia de gametos en
tu vientre cálido y pleno…
Fue la conformación de carne y caricias,
en la satisfacción suprema del ser,
fue vivir por unos instantes la perfecta
dimensión divina y trascender lo material
para sublimar el amor.
Después… el alma desciende
en medio del silencio húmedo,
los suspiros huyen, perezosos,
para perderse en la noche brillante.
Donde empiezan a asomar curiosas las estrellas,
mientras la luna lame amorosa
nuestros desnudos cuerpos que se abrazan
trémulos, indiferentes al desfile
silencioso de los minutos… de las horas.
Tu cuerpo, prolongación de mi cuerpo,
mi piel extensión de tu piel
se solazan con el espejismo de la ilusión,
ante las miradas curiosas de los pájaros
que empiezan a alborotar por la enramada.
Después nuestros cuerpos se separan
temerosos ante la sensación de que
el nuevo día nos ha descubierto.
el perfume de las flores se pierde
en tu piel y en mi piel,
en nuestros ojos la ternura se ha encendido,
el placer se ha refugiado en lo
más profundo de nuestro ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario